No para el fútbol sala aragonés de sacar jugadorazas. Una tras otra. Podría ser casualidad, pero por supuesto que no lo es, porque se juntan muchos componentes que, unidos, son garantía de éxito. Y Carmen Alonso es otro de esos magníficos ejemplos. Es una futbolista joven, total, intensa y que se deja todo en la pista, unas cualidades y un desempeño que tuvo recientemente una nueva recompensa: la selección española sub-21. Palabras mayores.

A pesar de contar con solo 23 años, su currículum dentro del fútbol sala ya tiene unas cuantas líneas. Empezó en el equipo del colegio, pasó al AAVV Las Fuentes, al Intersala y al Caspe. Desgraciadamente, aunque ahora hay dos equipos en la élite de nuevo, y que así siga por muchísimos años, hace un lustro no había ninguno, por lo que cogió las maletas y se marchó a jugar al Móstoles: «Había empezado la carrera de Matemáticas en Zaragoza y ya me habían llamado un año antes, pero por papeles no pude irme. Suponía ir a una categoría más y era un sueño poder fichar por un equipo de Primera. Lo vi como una gran oportunidad», cuenta.

Tras tres años, Carmen quiso dar un paso más allá y firmó por el Alcorcón. «Creía que podía ser mi último año en Madrid y en el Móstoles solíamos estar por mitad de tabla y peleando por meternos en la Copa. Yo no quería pelearla, quería jugarla y competir por un objetivo más bonito», afirma.

Y lo que es el destino, estuvo a puntito de ser campeona de Liga junto a la zaragozana Irene Samper. El covid paró la Liga, se retomó con un torneo sin el Futsi de María Sanz, que renunció a jugar, y en la final se midieron el Alcorcón y el favorito, el Burela. Pero se quedó con la miel en los labios: «En el momento queda una sensación muy mala, porque fue ajustado y en varios tramos fuimos superiores, pero fríamente lo piensas y fue muy complicado lo que hicimos», explica. Y puntualiza: «Todas sueñan con ser campeonas, pero ser subcampeonas es un orgullo».

Ahora, tras un periplo de cuatro años en Madrid, de nuevo los estudios condicionaron su nuevo club. Quería volver a casa, y aunque su situación se resolvió tarde y el Alcorcón quiso que se quedara, le cogieron en el máster aquí y fichó este verano por el Sala Zaragoza.

Pero hace unas dos semanas subió otro peldaño, uno inesperado. Salió la convocatoria de la selección española absoluta, pero la sorpresa vino cuando Carmen miró el móvil y vio que estaba en la sub-21, si bien reconoce que no se lo imaginaba «porque ni siquiera sabía que existiera una sub-21 o sub-23 ni ninguna categoría inferior». «Es algo muy especial. Es otra cosa que no vives en un club, porque son dos o tres días en los que estás todo el rato pensando en el fútbol sala. Es muy bonito de vivir», cuenta.

Por lo demás, aunque es un jugadora de Primera de fútbol sala y celebra la buena dirección en la que va el deporte, que cada vez tiene más seguimiento, es más retransmitido y que ya posee torneos internacionales reconocidos; es una loca (en el mejor sentido de la palabra) del fútbol 11 y desarrolla su faceta más futbolera y desenfadada en el canal de Youtube Balón al espacio donde comparte pantalla con Ángel Gascón, del Fútbol Emotion.