Un 23 de Abril sin manifestación. ¿Será posible? Es un 23-A laico, sin nada que hacer, un simple puente. Si no nos atacan, no salimos. Y esto es grave. Esta paz engañosa incita al amodorramiento. Como que todo está ok. La autonomía. La financiación, las trasferencias defectuosas, en fin, todo eso. Hay mucha materia acumulada, ay, quizá deberíamos haber salido, habernos manifestado un poco. Si no nos agreden mucho, muchísimo, no salimos. La ampliación de la autonomía, del Estatuto, está votada por las Cortes, todos los grupos estuvieron por esa labor, son cuatro cosas, detalles, pero hay que hacerlos. Y ahora parece posible, no nos vayamos a dormir en las posibilidades. Disfrutemos del puente laico, pero hay que estar con un ojo puesto en Moulinex, que nos ha revelado de repente, en medio de la fiesta por el anuncio de que el PHN va a desaparecer, el lado hosco de la globicie. Quizá son días para disfrutar un poco despreocupadamente de las expectativas, del fin del PHN, del baile de nombramientos, que siempre tiene su encanto democrático, ese ir y venir, esa "precariedad" que traen las elecciones a los cargos, también a los cargos, y que reproduce la precariedad general. Podían haber sido unos días de asueto, unos pocos, de disfrutar del espectáculo del cambio de gobierno y derivados. Tiempo habrá para amargarse con los plazos de ejecución de las carreteras que ahora parecen más visibles, tiempo habrá para ver si los presupuestos alcanzan a las promesas, o se van como tantas otras veces a otra parte. Pero el cierre de la Moulinex de Barbastro nos ha devuelto bruscamente a la real realidad, al terror deslocalizante, a todo eso. Estamos entre dos terrores, el propiamente dicho y el de las fábricas que se van a China. Estamos en el todo a cien. Habrá que salir, unirse de nuevo, en vez de por el no por el sí. Hacer la lista y revisarla cada semana. La lista de promesas y la de las cosas nunca prometidas.

Dentro del barullo, los terrores, los atascos y el caos, nunca hemos estado mejor: lo que quiere decir que seguirá viniendo gente y que cada vez habrá más sitios en el mundo con sueldos infinitamente más bajos. Habrá que tratar bien a los que vengan, que hacen falta, evitar la sangría de los que tienen que irse, y encontrar más ventajas competitivas con China. (Aviones ya. AVE por Teruel ahora. Viva Aragón).

*Periodista y escritor