Hoy se cumplen tres meses desde que el Gobierno de Pedro Sánchez decretara el estado de alarma para evitar la propagación del coronavirus. Han transcurrido 13 semanas, 91 días, pero pese a haberse ralentizado la actividad, paralizada totalmente durante la Semana Santa, todo parece haber transcurrido más deprisa. Solo tres meses han sido necesarios para dar la vuelta a nuestras vidas: confinamiento, prohibiciones, cierres de empresas, comercios, Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), teletrabajo, contagios, muertes en soledad, colapso sanitario... Justo cuando todo parecía estar en el buen camino hacia la recuperación de otra crisis que veníamos arrastrando desde el año 2008. El covid-19 ha infligido un golpe en toda la línea de flotación de la sociedad aragonesa, española y mundial, y ha puesto en evidencia cómo un microorganismo imperceptible es capaz de arruinar todo un Estado del bienestar que aún estaba en vías de reconstrucción tras los recortes de años anteriores. Pero sobre todo ha dejado bien claro cuálesdeben ser las prioridades de los mandatarios en esta otra fase que se ha iniciado con la desescalada: la salvaguarda de los servicios públicos, de las empresas esenciales y de los colectivos más vulnerables de nuestra sociedad. EL PERIÓDICO DE ARAGÓN ha querido dar voz hoy a las principales autoridades de la comunidad, sobre las que recae la responsabilidad de dirigir el camino hacia esa «nueva normalidad», y a los colectivos que, mano a mano con los mandatarios, deben reflotar nuestra autonomía.. Y se hace coincidiendo también con un anuncio necesario, el de la fecha en que rendiremos homenaje a los 901 aragoneses que el coronavirus se ha llevado por delante sin despedida, la inmensa mayoría en residencias de mayores, y a los profesionales esenciales que han luchado, no siempre lo suficientemente protegidos, contra el maldito virus. El 27 de junio debe ser un día para conmemorar siempre.