Hoy toca comentar los resultados y las consecuencias derivadas de las elecciones al Parlamento europeo. A fuer de repetitivo, señalaré que por encima de todo destacan dos hechos: la alta abstención producida (más del 50% del electorado), que cuestiona el valor de los políticos y partidos que los sustentan, y la grave fractura producida en el acomodaticio espacio construido por los dos grandes partidos hasta ahora hegemónicos, que les permitía jugar a un bipartidismo imperfecto donde tanto monta montaba tanto el uno como el otro. Tanto lo uno como lo otro son responsabilidad única de unos partidos anquilosados, sin ideología alguna y sometidos a los dictados de la troika y del gran hermano germano. Dudo que se tomen el asunto en serio y cambien, si bien cabe algún rayo de esperanza ante el avance y éxito de pequeñas formaciones de la izquierda real que, para implantarse y llegar a convertirse en alternativa seria deberían iniciar el proceso que les llevara a la unidad. Otra cuestión, y muy seria, es la alarmante resonancia y los resultados logrados por la extrema derecha, ese coco al que se aferrarán populares y socialdemócratas para tratar de darnos más de lo mismo. Por ello me parece un ejercicio vano el anunciado por Rubalcaba: o retoman la auténtica ideología socialdemócrata y rompen con las malas compañías y peores costumbres dando valor a la militancia y al pueblo, o van dados. Sin savia nueva y nuevas caras, cada día irán a menos, hasta diluirse en la nada.

Profesor de universidad