Un millar de adolescentes zaragozanos se quedaron ayer sin celebrar la fiesta de fin de curso de la ESO en el lugar que querían: el restaurante Aura y la discoteca Supernova. Al tratarse de menores, parece que desde el ayuntamiento, con el que mantienen un pulso por la licencia urbanística, les apercibió con una multa si no presentaban la documentación que les requerían y suspendieron estas y las del próximo viernes. Al final, los afectados buscaron alternativas, pero las fiestas quedaron aguadas. Y es que lo que mal se inicia peor se acaba, sobre todo con menores de por medio.