Una de las primeras medidas del reelegido presidente del PP aragonés, Gustavo Alcalde, ha sido duplicar la estructura del comité ejecutivo para contentar a todas las familias que le han llevado a la reelección. Sin embargo, pese al notable aumento de cargos (se han creado tres vicepresidencias y ocho secretarías) la nueva dirección sigue siendo la misma que era sin hacer ningún tipo de concesiones a la corriente de Atarés, que ha quedado absolutamente marginada. El resentimiento no es bueno nunca, pero puede resultar nefasto cuando se intenta liderar un proyecto en el que, en teoría, deberían estar representadas todas las corrientes.