Conforme va aumentando la esperanza de vida crece de manera exponencial el número de personas afectadas por enfermedades de carácter neuronal como el Alzheimer. Ocuparse de estos enfermos es obligación de los gobiernos, tanto el central como el autonómico, y, sin embargo, la atención a las personas dependientes es una de las asignaturas no aprobadas por nuestro sistema sociosanitario. Son los familiares de los enfermos los que tienen que hacerse cargo de su cuidado, sin saber siquiera cómo deben tratarlos, y han de hacerlo con los recursos que tienen --en la mayoría de los casos insuficientes-- y asumiendo tal desgaste personal que llegan a ser los cuidadores los que acaban necesitando asistencia psicológica.

Durante años las asociaciones de familiares de enfermos de Alzheimer vienen denunciando esta situación y piden reiteradamente mayor compromiso presupuestario --residencias, centros de día, atención a domicilio, ayudas económicas a las familias que más lo necesitan-- y el reconocimiento de que el Alzheimer es una discapacidad, sin que hasta ahora hayan tenido demasiado éxito.

El pasado martes, día 21, se celebró el Día Mundial del Alzheimer. La mejor manera de celebrarlo sería el compromiso por parte del Gobierno de Aragón de atender algunas de las reivindicaciones concretas, que desde hace tiempo vienen reclamando los familiares de los enfermos aragoneses, sin necesidad de condicionarlo al desarrollo del Libro Blanco sobre la Dependencia.

La Junta de Andalucía no ha esperado a que el Gobierno central legisle para empezar a tratar el problema, y el Gobierno de Aragón debería seguir su ejemplo.

*Sindicalista