El Gobierno de Aragón expresó ayer públicamente su intención de reclamar un mejor trato para la comunidad en los Presupuestos Generales del Estado y mostró su disconformidad con el hecho de que dichos Presupuestos reduzcan las inversiones en nuestro territorio. Iglesias empieza a escenificar una actitud reivindicativa ante Zapatero, necesaria sin duda para salvaguardar la coherencia del presidente aragonés.

En el Gobierno central deben entender que Aragón arrastra un déficit histórico de inversiones públicas que debe repararse. Pero también que nuestro espacio político exige a los dos partidos mayoritarios (actualmente al PSOE) trenzar alianzas con fuerzas regionalistas o nacionalistas sin cuya satisfacción no cabe estabilidad alguna en la DGA y en las principales instituciones locales. El descontento de los aragoneses no sólo está justificado por los datos más elementales, sino que ha tenido y tendrá repercusiones electorales que en La Moncloa debieran sopesar con cuidado. Marcelino Iglesias ha de trasladar a su compañero José Luis Rodríguez Zapatero este mensaje y al mismo tiempos explicarle que aquí no se pide la luna ni se pretende obtener nada a costa de nadie, sino simplemente recibir por fin un trato justo.