Todo está listo para que a primeras horas de esta misma tarde los delegados del BIE (Oficina Internacional de Exposiciones) decidan qué ciudad organizará la Expo del 2008. Sólo queda cruzar los dedos y confiar en que el trabajo realizado por las instituciones públicas aragonesas y españolas y por los numerosos profesionales que han gestionado la candidatura de Zaragoza dé el fruto que todos esperamos.

Estamos viviendo una aventura inédita en la capital de Aragón desde hace al menos un siglo. Competir por la organización de un gran acontecimiento internacional constituye una apasionante novedad para las distintas generaciones de zaragozanos que nunca jamás habían conocido un proyecto de esta envergadura y repercusión. Sólo este hecho identifica la trascendencia y las inmensas posibilidades del impulso adquirido por la ciudad con el 2008 como meta.

Aunque los pronósticos sean favorables, no cabe echar las campanas al vuelo. Pero sí es el momento adecuado, cuando todavía no se conoce el veredicto final, para hacer un nuevo llamamiento a fin de que este empuje político y social que estamos viviendo no se pierda... pase lo que pase hoy en París.