Apartir del próximo 1 de enero se cobrará entre cinco y 30 céntimos, dependiendo del grosor, la bolsa de plástico que se entregue al cliente en cualquier establecimiento de España. Tiendas de ropa, supermercados, bazares varios, etcétera. Me fastidia un montón cada vez que voy al súper de forma inesperada y sin el carro de la compra, encontrarme con el maldito dilema de las bolsas de plástico. ¿La cojo o no? Mi dilema nunca es ¿la pago o no la pago? Si valiera cinco euros igual me lo pensaría más, pero por unos céntimos... No sé qué dirán las encuestas, pero en mi barrio el impacto de hacer pagar las bolsas a precio de risa ha sido nula. La gente sigue pagando y tirando la bolsa al día siguiente. Y yo me pregunto: ¿tan difícil es dar bolsas de papel reciclado? Si realmente fuera por el medio ambiente, ¿por qué el mismo súper que me cobra la bolsa me vende la fruta envuelta en plástico? ¿Por qué a la pescadera le tengo que recordar cada semana que no me ponga el pescado en la bandejita de plástico? Maldito plástico. Por una parte te lo cobran y por otra te lo regalan. Es absurdo. A mí no me cabrea pagar la bolsa de plástico con publicidad. Que esta es otra. Ya que pago, me podrían dar bolsas lisas sin logos ni marcas. Pero eso tampoco es lo que más me cabrea. Ni la publicidad ni el precio. Lo que realmente me fastidia es que me la den. Así de simple. Si realmente quieren concienciar a la gente, lo que tienen que hacer es cobrar la bolsa a 25 euros. Y en lugar de publicidad, poner un un texto que diga: «Esta bolsa se destruirá dentro de mil años. ¡Utilízala! Tienes todo el tiempo del mundo».