El consejero de Hacienda, Javier Campoy, ha enunciado ante las Cortes parte del Plan de Equilibrio Financiero que debe poner en marcha para frenar y absorber el desfase en el déficit. Como siempre, ajustar las cuentas exige jugar con dos variables, gastos e ingresos, un equilibrio que marca la opción política de quién la toma. No se trata solo de no aumentar el déficit, hay que absorver parte del que se generó, 93 millones en dos años. La apuesta en la reducción del gasto podría alcanzar los 40 millones, aunque el consejero insistió en que no se recortará en educación, ni en sanidad ni en políticas de empleo. Solo faltaría. No queda margen. Basa su propuesta en los ingresos, con la venta de inmuebles y en la recuperación de impuestos, lo que supone prever un aumento de la actividad, que está por comprobar. Ese es su reto.