Muchos creían que la llegada del AVE a Zaragoza supondría un aumento considerable de visitantes para la ciudad. No ha sido así.

Es más, se da la paradoja de que algunos viajeros que antes pasaban una noche en la ciudad, ahora pueden hacer sus gestiones y regresar en el día. Poco hemos avanzado. Para colmo, Zaragoza no se esfuerza lo suficiente por vender sus atractivos turísticos.

Prueba de ello es que los posibles turistas que pueda traer el AVE llegan a una lejana y mal comunicada estación, donde no para ningún autobús para acercarse al centro histórico. Si cogen la línea 51 (destino Constitución), el autobús les dejará casi a dos kilómetros del Pilar, La Seo, La Lonja o el Ayuntamiento.

Este zancocho, que se agravará con la puesta en marcha de la estación de autobuses, es un inconveniente para muchos viajeros y perjudica gravemente al Casco Viejo y a la imagen de la ciudad. --Dionisio Valero (Zaragoza)C