IGLESIA

Otras formas

***Jesús Caballero Soler

***Zaragoza

Siempre ha habido varias formas de ver la Iglesia, incluso desde dentro. Aun siendo consciente de que toda generalización es una reducción, hoy en día hay en la Iglesia católica dos visiones que se hacen progresivamente más contrapuestas.

Una es la de quienes vimos (y seguimos viendo) en el Concilio Vaticano II, la gran apuesta por la renovación, el camino hacia la normalización democrática, hacia una Iglesia que quería ser de todos y por primera vez de todas, que apostaba por los pobres del mundo, pero no para acabar con la pobreza, sino para acabar con la riqueza, que dio sustento a las teologías liberadoras latinoamericanas poniéndose por primera vez frente y no junto a los milicos. La Iglesia "Asamblea de creyentes".

La otra visión, la que reitera la Conferencia Episcopal en su última carta pastoral sobre el matrimonio de parejas homosexuales, ha sido y es la más retrógrada y reaccionaria, que vio en el Vaticano II una amenaza a los dos Pilares esenciales de la iglesia-jerarquía: el pensamiento ultraconservador de la culpa y la connivencia con el poder establecido.

Sobre estos tétricos pilares la iglesia-jerarquía ha buscado su perpetuación y el control mental de la población. Quienes desde la Iglesia vivimos la actitud actual de la jerarquía eclesial como una clara involución, no podemos sino lamentarnos profundamente que conceptos tan naturales como la homosexualidad sean demonizados y estigmatizados como si estuviéramos en el siglo XI.

Flaco favor le hacen a la fe cristiana, quienes contra su propio concepto, la convierten, como se hizo aquí en 1936, en la religión oficial de las políticas más fascistas.

SANIDAD

Atención sanitaria

***Chema Maza

***Biescas (Huesca)

Soy el padre de una niña de diez meses que junto al resto de los 850 niños que viven en el Valle de Tena se les está privando de una atención sanitaria acorde a su edad y de la calidad que en ella debería imperar. Hasta junio, dos pediatras del Hospital de Jaca se desplazaban todos los martes y jueves hasta Biescas para atender a estos niños. Desde entonces, este servicio ha dejado de prestarse. ¿Quién debe atender ahora a nuestros hijos? Alternativas tenemos dos. Llevarlos a consulta del médico de familia y recurrir a un servicio privado. Ambas me parecen injustas, porque si tenemos las mismas obligaciones que cualquier otro ciudadano, los derechos deben ser también los mismos, cuando a servicios públicos se refiere. Vivimos en la montaña y creo que compartirán conmigo que el lugar de residencia no hace a las personas ciudadanos de primera o de segunda. Llevo tiempo escuchando que la despoblación es un mal de nuestros núcleos rurales, así como la necesidad de combatirla. Aplaudo iniciativas o los planes de desarrollo rural para que podamos tener las mismas oportunidades. Pero quizá, muchas veces esa despoblación se deba a razones o cuestiones más básicas e importantes, como en este caso la atención sanitaria de nuestros hijos, una atención sanitaria de igual calidad que la del resto de niños. No me negarán que resulta paradójico que primen iniciativas entorno a las nuevas tecnologías, como Internet Rural, y que repito están muy bien, y sin embargo, en el olvido, caiga lo fundamental. Hago un llamamiento a las autoridades para que en materia sanitaria lleguen a todos los ciudadanos por igual. Por el número de niños a atender, 850 en todo el Valle de Tena, estaría justificado que en Biescas se estableciese una consulta de pediatría permanente, pero hasta que esto pudiese hacerse realidad, pido la restitución del servicio como se venía realizando y hasta que esto ocurra, como solución momentánea que nos digan quien debe atender a nuestros hijos. Si el lugar de residencia no hace a las personas ciudadanos de primera o de segunda, ¿por qué a veces nos lo hacen sentir así?