Creo que no se ha valorado suficientemente la importancia de la decisión tomada por CHA el pasado 16 de marzo de no concurrir a las próximas elecciones generales. Su presidente, José Luis Soro, la justifica «por coherencia y responsabilidad» y «para no dispersar el voto de las izquierdas». En el mismo acuerdo animan a que la gente progresista vaya a votar en las elecciones generales del próximo 28 de abril.

EL PERIÓDICO DE ARAGÓN tituló una opinión al respecto calificando esta decisión como «acertada» y valorando la imagen de «responsabilidad e independencia» que ofrece CHA a la sociedad aragonesa, a pesar de que con ello «pierde opciones de visibilidad». Comparto esta opinión, pero a la responsabilidad y a la independencia deseo añadir un tercer valor no menos importante: la generosidad.

Es cierto que tiene escasas posibilidades de obtener un diputado al Congreso, no son los tiempos de Labordeta, diputado entre 2000 y 2008, ni el buen clima de la décima legislatura en la que Chesús Yuste compartió escaño con Álvaro Sanz. Por ello, la decisión de no presentarse para que esos miles de votos de CHA no se pierdan, sino que se depositen en otras opciones de la izquierda aragonesa, es tremendamente responsable y adquiere una singular relevancia política, propia de un partido serio. Pero como he dicho antes, es sobre todo una decisión generosa, porque antepone el beneficio de aquéllos partidos progresistas que han decidido presentarse y que tienen posibilidades de escaño, al suyo propio. La generosidad es un valor tan escaso en los tiempos que corren y tan prácticamente inexistente en la vida política que por ello adquiere una singular importancia.

CHA nos ha dado muestras más que suficientes de generosidad a lo largo de la presente legislatura asumiendo responsabilidades de gobierno en la DGA. No creo que fuera una decisión fácil la que tomaron en 2015 comprometiéndose a gestionar un área de gobierno, tan importante en Aragón, como es el Departamento de Vertebración del territorio, Movilidad y Vivienda que dirige José Luis Soro. Y lo hicieron en solitario, por responsabilidad, a pesar de que el resto de las opciones de izquierda, Podemos e IU, se negaran a formar parte del gobierno del PSOE.

Esta es la CHA de Soro, una CHA diferente a la que este heredó cuando asumió la presidencia en 2012 que hasta ese momento no había tenido nunca responsabilidades de gobierno en la DGA, aunque sí lo había hecho en el Ayuntamiento de Zaragoza y en otros ayuntamientos de nuestra comunidad. Es una decisión valiente y responsable la de formar parte del Gobierno de Aragón y al igual que la de no concurrir ahora a las elecciones generales ha sido una decisión profundamente generosa. Una CHA a la altura de Chesús Bernal, a quien desde estas líneas le dedico un sentido homenaje y al que siempre recordaremos como un referente inexcusable del aragonesismo de izquierdas.

No soy de CHA, aunque tengo un buen número de amigos en este partido comenzando por ese magnífico concejal, candidato a la alcaldía del Ayuntamiento de Zaragoza que es Carmelo Asensio con quien comparto militancia sindical, pero sí soy un ciudadano que valora su esfuerzo, su compromiso y su lealtad con Aragón y con el Gobierno del que ha formado parte y espero y deseo que la ciudadanía aragonesa valore el trabajo de José Luis Soro y su equipo en el departamento de su competencia del que rendirán cuentas de una gestión seria en materia de vivienda social, con especial atención al medio rural, conservación y mejora de la red de carreteras autonómicas y servicios ferroviarios, la histórica y tantas veces aplazada rehabilitación de la estación de Canfranc, la promoción turística, etcétera.

Como siempre ocurre en la izquierda, habrá quienes les acusen de «seguidistas», «vendidos» al Gobierno del PSOE u otras lindezas similares, eterno quejido de aquellos que pían mucho, pero hacen poco. Pero muchos aragoneses esperamos que predomine el sentido común y se valore positivamente la participación en el gobierno de la comunidad porque, como siempre digo, a la política se va para hacer cosas, para trabajar por el bien común y por mejorar la vida de nuestros conciudadanos, lo que fue siempre mi objetivo y puse en práctica a lo largo de los casi doce años en los que fui concejal del ayuntamiento de Tarazona.

La CHA actual nos recuerda a muchos, cada vez más, a nuestro viejo y querido Partido Socialista de Aragón, PSA, del que formaban parte grandes políticos y mejores personas como Guillermo Fatás, Eloy Fernández Clemente, José Antonio Biescas, Santiago Marraco o nuestros añorados José Antonio Labordeta, Emilio Gastón o Gonzalo Borrás, un partido aragonesista a la vez que socialista e integrador de toda la riqueza plural de Aragón y de España.

*Profesor