En la era de la movilidad sostenible, el interés de los fabricantes por sacar al mercado coches eléctricos solo parece satisfacer la curiosidad del consumidor. O al menos esa es la respuesta en Aragón, donde este tipo de automóvil no llega ni al 1% del total de ventas. Y es que los precios --un mismo modelo dobla el precio del de gasolina-- frenan en seco al comprador, que opta por los de motores alternativos, especialmente los híbridos. Si a eso se añade la incertidumbre que genera en el usuario el cambio tecnológico y la autonomía, puede pasar un tiempo hasta que generen confianza.