Una conocida marca sueca de automóviles, especializada hasta hoy en vehículos robustos y seguros, ha presentado en sociedad el prototipo del coche de las mujeres , esto es, enteramente diseñado por y para las mujeres, lo cuál, de por sí, ya podría resultar asombroso. ¿Un coche de mujeres? ¿No se suponía, y más en Suecia, que la igualación entre hombres y mujeres era una realidad, una conquista tangible? Pero las características de este auto podrían asombrar aún más si cabe: carece de capó, pues las diseñadoras han supuesto que las damas lo abren muy poco; si necesita cambio de aceite, el propio coche llama al taller; las fundas de los asientos se limpian en la lavadora; la pintura de la carrocería repele el polvo y un mecanismo mide la distancia del hueco de aparcamiento. Reconozco mi confusión, nacida probablemente de los prejuicios: suponía que la mujer estaba tan dotada como el varón, si no más, para entender todo. ¿O es que el coche representa, en la sociedad actual, otra cosa que una máquina, y es en esa representación donde se abisma la diferencia por razón de sexo? En realidad, este coche me parecería una estupidez si no fuera porque se lo han inventado las avanzadísimas suecas. ¿Tendrán razón? Qué miedo.