La revista Tiempo , en su último número, dedica una buena parte de su información nacional a la zapatiesta que se ha organizado en Madrid con la revuelta de Ruiz Gallardón. Desde la ya famosa comida del alcalde madrileño con Esperanza Aguirre en el Asador Frontón, donde a los postres casi volaron los platos, hasta la curiosa premonición de Pablo Sebastián, atribuyendo al alcalde estrella del PP la secreta intención de fundar un partido de centro. Sin olvidar las desoladas lágrimas de Ana Botella, atrapada entre dos pasiones, los rebotes de Acebes y la pasividad gallega de Rajoy, que se está volviendo en su contra.

La antaño primera dama, la maruja grande del partido, está que no levanta cabeza. En unas declaraciones a Efe , Ana Botella afirmaba no reconocer al PP. "No reconozco a nadie, no reconozco las cosas que se están haciendo, no reconozco a mi partido". Sin embargo, añadía que su marido, Aznar, no está especialmente preocupado por la crisis "al encontrarse en una nueva etapa de su vida, muy ilusionado con sus clases en Estados Unidos".

Pero, mientras el profesor Ansar prepara su segunda y magistral lección en Georgetown sobre las insanas intenciones de los moros , su principal adversario siega la hierba a su herencia política. Gallardón ha lanzado a uno de sus generales, Manuel Cobo, contra el fortín de Esperanza Aguirre. El vicealcalde parece un tipo seguro de sí mismo, y va fuerte. Le ha dicho a Espe que ella no es de centro, sino de la derecha de toda la vida, y que sus ambiciones son personales y vanas, y carecen del fundamento renovador. La antigua ministra de Cultura, cargo en el que dejó una estela cómica, un recuerdo bufo que inspiró a los culturetas de la movida el apodo de Aguirre o la cólera de Dior , ha contestado reivindicando la autocrítica y tratando de desmontar la leyenda liberal de Gallardón, pero va tocada de ala, y con los nervios de punta.

Los congresos regionales del PP, cuyos preparativos están sembrados de divisiones internas, van a dar mucho de sí, probablemente bastante más de lo que aportó el cónclave nacional. A las ya conocidas crisis en Galicia, Madrid, Extremadura y Valencia todavía no se ha unido, en los medios nacionales, la de la derecha aragonesa, pero el nombre de José Atarés puede saltar en cualquier momento a la palestra como alternativa a Gustavo Alcalde. El ex alcalde zaragozano deshoja estos días la margarita de su futuro institucional. Un porvenir teñido por negras tintas, pues no olvidemos que Javier Arenas controlará los comités electorales, lo que podría suponer una depuración de las listas en favor de los oficialistas.

Para terminar, una llamada cultural. A sus siempre atractivos y contrastados contenidos, la revista Tiempo viene agregando desde hace algunos números, y de forma gratuita, la entrega de su colección de clásicos del Siglo de Oro. Cervantes, Lope de Vega, Quevedo o Alonso de Contreras nos ofrecen sus obras inmortales sabiamente introducidas por el escritor Alfonso Mateo-Sagasta, autor de la fantástica novela Ladrones de tinta y experto en sus entresijos literarios. Un lujo.

*Escritor y periodista