Los dos primeros días en vigor de la ordenanza de animales que permite usar a las mascotas el autobús urbano y el tranvía parece no haber causado demasiados problemas. También porque su presencia no ha sido masiva. Mientras los propietarios de perros están encantados con la nueva norma, los demás usuarios no todos están de acuerdo. Existen recelos que es posible que se disipen con la convivencia. No obstante, lo que más malestar ha generado es el horario para que los perros vayan sueltos por los parques.