El espíritu deportivo es mucho más que una buena disposición en el terreno de juego: es una actitud que honra y deshonra a los deportistas, según sea el carácter de la misma. La que demostraron ayer los jugadores del Real Zaragoza no puede ser más positiva y está a la altura de la afición que arropa al equipo en La Romareda y que se desplazó a Barcelona para darle ánimos en la final de la Copa del Rey. Parte del equipo se desplazó ayer hasta el hospital donde está internado el joven aficionado que resultó lesionado en ese partido. Le llevaron la Copa, le hicieron regalos y le mostraron el afecto que el chaval necesitaba después del susto.