Para quienes vivimos intensamente la Transición, con sus temores y esperanzas, ver al rey emérito Juan Carlos, coautor del tránsito a la democracia y protagonista principal en contra del golpe del 23-F, aparecer todos los días en los medios de comunicación, zarandeado, por unos y por otros, por motivos económicos o de otra índole, nos produce una gran pena, difícil de digerir.

Motivos que, además, serán aprovechados por los que desde el año 2015 quieren revertir el régimen constitucional que nos dimos en el 78 o por quienes quieren debilitar España en su único beneficio, que no es otro, que su separación. Basta comprobar las opiniones de cada uno para conocer sus pretensiones. Menos mal que los partidos constitucionalistas están en esas cuestiones como una piña: que actúe la justicia y punto. Y el rey Felipe VI en el sitio que le corresponde y que se está ganando con creces. Sus últimas decisiones así lo demuestran.

Luis Miguel Dominguín, famoso torero y reconocido amante, solía decir que las cornadas tienen nombre de mujer. Busque en la actualidad de cada día y comprobarán la certeza de la frase. Corinna es un buen ejemplo de ello. Pero hay otros, repasen mentalmente.

Según cuentan algunos medios de comunicación, seis días antes del 8-M -Día Internacional de la Mujer- ya se valoró la posibilidad de declarar el estado de alarma en todo el país. Al parecer, en esa fecha, ya se conocían datos del coronavirus que hubieran justificado la decisión. De hecho, a las pocas horas de haberse celebrado las manifestaciones feministas en toda España, en Madrid se cerraron los colegios y las universidades. Por qué entonces no se tomó la decisión, todos lo podemos llegar a imaginar. Si se hubieran evitado las manifestaciones, es posible que nos hubiéramos ahorrado una parte, al menos, de lo que estamos sufriendo. Pero quién era el valiente que se atrevía a suspender los actos programados. Cuando termine la crisis sanitaria habrá que volver a hablar del tema. Hasta entonces, todos unidos: higiene, disciplina y sentido común. Ya llegará la hora de la política.

Los mejores servicios sanitarios del mundo

La crisis sanitaria está sirviendo para constatar que España es un gran país, en el que sus ciudadanos están muy por encima de quienes tienen la obligación de liderarnos, sean estos nacionales o europeos. Así, los servicios sanitarios españoles son, sin duda, de los mejores del mundo, gracias a las personas que trabajan en ellos. Resulta gratificante aplaudirles desde los balcones y terrazas de todas las ciudades.

Sin embargo, Europa está resultando un gran fiasco y sus dirigentes no son capaces de tomar las decisiones que todos estamos esperando, tanto sanitarias como económicas. Porque limitarse a cerrar las fronteras del espacio Schengen es la prueba de que Europa es todavía una entelequia. Es una decisión que supone una contradicción en si misma. La prueba de que los europeos no nos fiamos unos de otros.

Cuando hayamos superado la crisis sanitaria que nos está cambiando la vida y las costumbres habrá que enfrentarse con las consecuencias económicas y sociales que nos arrollarán a todos, con total seguridad. Unas serán tan negativas como las de la crisis del 2008, salvo que esta vez, seamos capaces de anticiparnos y aportar soluciones que un país como España debe ser capaz de implementar. En este punto, veremos si las propuestas del Gobierno producen los resultados deseados, sobre todo en cuanto a la protección de los más vulnerables. Por ahí es necesario empezar siempre, algo que no se hizo en el 2008.

Otras consecuencias podríamos verlas como positivas, en el caso de que hayamos aprendido algunas cosas. Empezando por considerar que, a pesar de vivir en un nuevo siglo, con todos los avances científicos y tecnológicos que la humanidad nunca había conocido, no estamos seguros de nada y frente a nada, que es necesario seguir trabajando para todos, para preservar el planeta, sin bajar la guardia. En este punto, me parece muy positivo que todas las fuerzas políticas, a pesar de las majaderías dichas por los de siempre, se apiñen frete al virus.

Ojalá aprendamos que hay otros virus, no tan diminutos pero igualmente nocivos, que también sería necesario destruir con base en la mayor unidad posible. Ya hablaremos de eso en otra ocasión.

La Corona saldrá reforzada de los avatares que intentan cercarla, gracias al liderazgo del rey Felipe VI y al apoyo de los españoles, y el virus será detenido y puesto a buen recaudo gracias a los sanitarios y a un pueblo disciplinado, que parecía que no podría serlo nunca.