Matar no es política, es matar: y matar al padre es matar al hijo (AOO).
Eran las cinco en punto de la tarde
de un fatídico día de posguerra
cuando el criminal disparó su arma
sobre el cuerpo indefenso de mi padre.
Yo lo vi con sus manos sobre el vientre
protegiéndose así de sus heridas
como yo hago ahora con mis tripas
para protegerme de nuevas heridas.
Hay todavía gente que especula
con un asesinato tan macabro
que nos convirtió por siempre en huérfanos.
Maldito el maqui que mató a mi padre
bendito el padre que nos dió su vida
bendita la madre que nos dió amor.
Desde lo más profundo aún clamo al cielo
desde lo más sublime aún clamo al suelo
por este asesinato despiadado:
por este asesinato irremediado
que me dejó un corazón llagado
un corazón por siempre traspasado.