Un consejero catalán, Josep Huguet, ha lanzado una nueva propuesta para deconstruir el Estado a base de resucitar la antigua y gloriosa Corona de Aragón, en forma de sus federadas naciones.

El diseño geopolítico de Huguet viene contenido en un libro suyo de reciente aparición, Emancipar Cataluña , que fue presentado, naturalmente, por Josep Lluis Carod-Rovira, el jugador número doce de las selecciones nacionales catalanas.

Como países autónomos, derivados de la vieja Corona, Huguet menciona, además de al predio catalán, a los territorios aragonés, valenciano y balear. Cuatro naciones, por tanto, independientes entre sí, pero inclinadas de forma natural, por sus lazos históricos y culturales, a coaligarse, federarse, y, simultánea o posteriormente, a independizarse del Estado central.

Será, claro, Esquerra Republicana, en su irrenunciable sustancia de partido independentista, quien pilote esta operación a cuatro bandas, pero que no oculta la futura pujanza de una Cataluña plenamente identificada con su soberanía y su peso específico en el contexto de la nueva redistribución territorial.

Los partidos aragoneses no han prestado de momento mayores oídos que a una fantasía de ciencia-ficción a esta audaz alternativa de ERC que, sin embargo, sí ha calado entre su público.

Las fuerzas de ámbito nacional --PSOE, PP, IU-- vienen rechazando de plano este tipo de propuestas (con la excepción de IU en el País Vasco). Por lo que a nuestros partidos nacionalistas respecta, sólo el silencio ha respondido a las tesis de Huguet, y supongo que de Carod--Rovira.

El Partido Aragonés, que ya hace tiempo se desmarcó de cualquier veleidad independentista, y que nunca ha conjugado el verbo autodeterminar, suele recibir con clara desconfianza cualquier movimiento federalista procedente de la comunidad vecina. Incluso la eurroregión de Maragall obtuvo una negativa inicial en el seno de los nacionalistas moderados, si bien esa ocluyente postura se ha ido matizando hacia una tibia aceptación de la integración europea por esa vía original.

En cuanto a Chunta Aragonesista, cuyos dirigentes tantas fotos se han disparado junto a Carod--Rovira y otros líderes independentistas de distintas comunidades, la propuesta de Esquerra puede contribuir a dividir todavía más una opinión interna escindida desde que se produjo la expulsión de los jóvenes de Chobenalla por defender la soberanía del pueblo aragonés reflejada estatutariamente en la carta fundacional de CHA. La confusión ideológica a que las cuotas de poder ha impelido a estas siglas hace difícil definir si responde ahora al nacionalismo radical, al regionalismo, al aragonesismo, al federalismo canadiense, al cantonalismo, al socialismo, al socialismo utópico, al comunismo, a la socialdemocracia, al centro reformista; si sigue estando por la autodeterminación de la nación aragonesa o por la Constitución de Fraga Iribarne y Pepe Bono.

ERC, en cualquier caso, agita su bandera. Una cosa no se les puede negar: desde luego, son consecuentes.

*Escritor y periodista