Setenta años no es un número muy redondo para una conmemoración, pero la del aniversario del desembarco aliado en Normandía, el célebre día D, tiene mucho sentido. Es más que probable que la de ayer fuera la última ocasión en que supervivientes, casi todos nonagenarios, de la mayor invasión marítima de la historia pudieran asistir a la ceremonia de recuerdo y homenaje. Fue también una ocasión de oro para recordar lo mucho que costó ganar la paz. La conmemoración tenía valor pedagógico y reivindicativo de aquel sacrificio cuando se han violado fronteras como la anexión de Crimea por Rusia. También lo tiene cuando el neonazismo ha reaparecido en Europa bajo distintas formas, y cuando un representante del actual partido nazi alemán ocupará un escaño en el Parlamento Europeo.

La concentración de jefes de Estado y de Gobierno en la playa de Ouistreham propició un inicio de distensión en la crisis de Ucrania. Vladímir Putin y Petro Poroshenko, el recién elegido presidente de aquel país, tantearon un alto el fuego. El presidente ruso también habló con Barack Obama. El 70° aniversario del día D dio para mucho.