La DGA por fin se decide a tapiar cualquier acceso al edificio del Buen Pastor. Ahora, que ya está prácticamente arrasado. Hay que dejar claro que los responsables de los destrozos son los vándalos que los perpetran, pero la actuación del Gobierno de Aragón --el anterior y el actual-- con un edificio público y sus enseres y archivos ha sido de auténtica dejadez. Ni el anterior Ejecutivo ejecutó las promesas de reconversión del edificio, ni el nuevo se preocupó de más. Tanta desidia da vergüenza.