Mientras el Parlamento español debatía posibles cambios de la Constitución para saldar una deuda que Felipe V contrajo con Cataluña, allá por 1713, cuando le dio el mismo trato que a Castilla al dejarla sin sus propias constituciones y derechos; mientras esto ocurría en la España arruinada y desganguillada sobre la que ahora se ciernen graves riesgos de deflación, el catalán Manuel Valls anunciaba potentes medidas para sacar a Francia de la crisis. Y el punto de partida es crucial, pues el Gobierno francés entiende que buena parte de su crisis económica viene determinada por su mamotreto territorial, por sus 27 regiones subdivididas en 101 departamentos y 36.000 municipios, salpicados a su vez en cantones y distritos. Las regiones francesas son el equivalente a las autonomías españolas pero sin capacidad legislativa aunque similar sistema financiero, y lo que pretende el catalán Vals reduciendo las regiones es acabar con lo que en Francia se denomina el "milhojas competencial" que genera muchísimo gasto y poca resolución. Pues en estas andan Francia e Italia, en experimentar con medidas ante la insaciable burocracia para dar un respiro a la diezmada economía. En España, mientras tanto, seguimos en dirección contraria, discutiendo si fueron galgos o podencos los que se las vieron en aquel levantamiento barcelonés de 1714, cuando se les prohibió comerciar con Inglaterra y Holanda, los grandes clientes del aguardiente y el textil catalán. Mira que si la gran invasión del textil chino es culpa de Felipe V- Periodista