Aragón TV se está anotando un notable tanto con El último show, la primera serie de ficción acometida en toda su historia por la cadena autonómica.

Un riesgo, ciertamente, pero rápidamente transformado en sólidos apoyos gracias a la excelente respuesta del público y, sobre todo, a la calidad de esta película serial basada la vida real, pero, sobre todo, en la vida imaginaria de Miguel Ángel Tirado, mucho más conocido como Marianico el Corto.

El director, el también aragonés, y muy talentoso Alex Rodrigo, ha sabido diferenciar la factura de la serie con una impronta moderna, sustentada en claves de actualidad.

Marianico era y es un clásico del humor, un actor veterano, pero, al rodearse en la serie de personajes más jóvenes, como su hija o su nieta, entronca sin dificultad con las nuevas generaciones y las va nutriendo, a golpe de sonrisas y lágrimas, pues de un melodrama se trata, de su sabiduría popular y de su filosofía vital.

El último show nace como obra creativa y televisiva de las manos de un excelente equipo de producción. Entre cuyos nombres, coordinados por Teresa Azcona y Carmen Ruiz, directoras, respectivamente, de CARTV y Aragón TV, destaca el de Jaime Fontán. Profesionales rigurosos, eficaces y muy preparados los que dan el salto a la ficción, donde pueden cosechar éxitos como seguro el equipo de la serie lo va a obtener en su debut.

La producción de El último show es un modelo de equilibrio entre fondo y forma. Sus costes, muy razonables, han dado de sí para reunir a un excelente elenco de actores, para descubrir a nuevos talentos autóctonos y para difundir escenarios y caracteres muy propios del Aragón contemporáneo, incidiendo muy especialmente en la personalidad, en los rincones oscuros, en la belleza monumental y en muchas otras imágenes de la ciudad de Zaragoza.

Asimismo el guión funciona armónicamente en la hilazón de subtramas que avanzan en un tronco común, a modo de novela coral, intergeneracional, utilizando el humor y el amor (o su ausencia) como argamasa argumental.

El último show: va pasando la vida.