Recientemente me quejaba de la falta de debate público en el ámbito de la cultura, hoy predicaré con el ejemplo para discrepar de algunas actitudes recientes de mi paisano y colega Enrique Bunbury. De entrada, parece inapropiado comenzar el proyecto Moctezuma, (financiado con dinero público) con un audiovisual publicitario de otro espectáculo estrictamente privado. Un proyecto que sobre el papel tiene tan altas pretensiones, no debería ni supeditarse a intereses publicitarios, ni tampoco modificar el horario anunciado para acomodarse a una emisión televisiva. Abandonar antes de hora el escenario no es propio de una trayectoria profesional de tantos años. No sirven las excusas dadas ("el público era demasiado frío"): si se actúa ante una multitud no se puede aspirar al calor del pequeño club. No se puede tener la burra y los cuartos , y eso me lleva a mi última reticencia: su disco homenaje a Panero. Si la pretensión era honrar la obra de uno de nuestros mejores poetas, resulta una falta de respecto no contar con su opinión para utilizar sus textos. Un respeto que sin duda merecen, tanto Enrique Ortiz (con el que mantengo una cordial relación) como artista Bunbury con el que ahora discrepo.