Por si alguien lo ha olvidado, en las últimas elecciones autonómicas celebradas el 26 de mayo, Podemos-Equo cosechó en Aragón un fracaso estrepitoso. Pasó de tener 14 escaños en las Cortes de Aragón a 5. El líder de la formación en Aragón, Nacho Escartín, dijo entonces que el resultado electoral fue «malo e inesperado» pero echó balones fuera: «Representa un problema estructural. No es un tema aragonés, sino de Podemos como espacio político estatal». Cuatro meses después de aquella cita electoral, el 10-N ha agitado tanto a la izquierda de este país que en Aragón ha causado un tsunami contra Pablo Echenique, el anterior líder y candidato al Congreso por Zaragoza en las elecciones generales del 28 de abril. Se reabren así viejas heridas entre las ejecutivas de Podemos en Madrid y Zaragoza. Escartín se crece. Pero ayer templó gaitas en su videoconferencia Zaragoza-Madrid: no pasa nada con Echenique y lo acepta como nuevo candidato para noviembre; y del disgusto electoral de mayo por culpa de Pablo Iglesias, mejor no hablar ahora.

Tras el fiasco de mayo, Podemos ha visto cómo la organización y su líder pueden sacar pecho ante Pablo Iglesias porque ahora Escartín y su equipo tienen más fuerza al lograr situar a su partido en el Gobierno de Javier Lambán. Si a esto se añade que a Echenique también le ha salido mal el encargo de negociación nacional con el PSOE que le hizo Iglesias, y que la cúpula dirigente podemista aragonesa siempre ha demostrado buena sintonía con Íñigo Errejón, es claro que la formación morada regional ha encontrado un momento idóneo para hacer otra política que, todo sea dicho de paso, parece mucho más acertada que la seguida hasta ahora desde Madrid. Aquí se han hecho hasta dos pactos y a nivel nacional, ni uno. Pero hay muchas aristas.

Porque aunque Escartín haya encontrado en los nuevos bríos de la izquierda, también aragonesa gracias a Chunta, una forma de tomar aire, aún tiene un asunto por resolver y se ha creado otro. Conviene recordar que el líder regional dijo tras el 26-M que abriría «un proceso de debate y análisis profundo en toda la organización» que culminaría «antes de enero de 2020» con una asamblea en la que se definiría «cuál es el proyecto de Podemos Aragón» y quién es la persona que mejor puede dirigirlo. ¿Se ha abierto ese proceso? ¿Aún no es el momento y queda tiempo? ¿Ha habido algún cambio porque Maru Díaz haya pasado a ser consejera de Ciencia, Universidad y Sociedad del Conocimiento del Gobierno de Aragón? ¿O quizás lo que quiere Escartín es que pase el 10-N y no solo no se abran más heridas sino que se curen mucho más que con el cuatripartito?

Y mientras esto dormitaba, el tsunami que está viviendo esta izquierda con el 10-N provoca otro curioso caso. Escartín no quiere a Echenique de cabeza de lista al Congreso por Zaragoza otra vez porque así intenta abrir su formación a Chunta, que a su vez quiere ir con Errejón. Argumentos no le faltan. A Echenique siempre se le ha considerado un escollo en Aragón. Después de su paso por el Europarlamento, el diputado empezó a sufrir los enfrentamientos entre los otros dirigentes de la formación morada, pero también encontró tensiones fuera de su partido. Sabido es que en las negociaciones para la formación de Gobierno del año 2015, los socialistas aragoneses sufrieron mucho con el líder podemita, tanto antes como durante y después del acuerdo. Lo firmaron, pero luego todos se quedaron muy aliviados cuando Iglesias se lo llevó a Madrid y renunció a seguir liderando el partido en Aragón. Es verdad que Pablo Iglesias no ha acertado mucho con Aragón. Desde el militar cunero Julio Rodríguez (un gran fracaso) o la periodista Rosa María Artal (que tampoco salió elegida diputada), sus incursiones en la comunidad no han sido muy bien recibidas.

Pero ayer, y tras confirmarse que CHA irá con Más País, Escartín aceptó a Echenique. El candidato que antes no valía, ¿por qué ya sirve ahora? ¿Se busca un nuevo fracaso de Podemos a nivel nacional para cargarse de argumentos en Aragón de cara a ese futuro del partido que algún día resolverá la actual cúpula? ¿No hay otro mejor?

Tarde o temprano Escartín tendrá que explicarse. Concretar, definir, marcar una ruta y caminar. El partido es necesario, pero sin vaivenes ni convulsiones, La izquierda vive otra situación en la que se mezcla lo más difuso, lo más incierto y la ilusión de lo desconocido. Pero ahora Podemos tiene mucha más responsabilidad en Aragón. Forma parte del Gobierno regional y de sus vaivenes y sus actuaciones también va a depender algo del destino de la comunidad.

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