Unida ante la diversidad". Ese es lema de la UE y la Europa que necesitamos para salir de la crisis tan bestial de modelo que sufre ese gran supra-estado al que todos pertenecemos. Nos guste o no, somos europeos, y deberíamos sentirnos orgullosos de pertenecer a la UE, un proyecto económico, político y social sustentado en valores tan elevados como el respeto a los derechos humanos, la libertad, la democracia, la diginidad y la igualdad. Entonces, ¿por qué nuestra escasa o nula motivación para votar? Porque los gobiernos nacionales no informan de las bondades del sistema europeo. El 72% de los españoles desconfían de la UE frente a la media europea que está en un 55%. Es lo que tiene fomentar el euroescepticismo y la eurofobia. Es irónico responsabilizar a la UE de lo malo que nos pasa (cuando es fruto de la ineficacia política nacional), atribuirse los méritos europeos como propios, y luego querer convencer en 15 días al electorado de lo importante que es votar en las elecciones europeas. Aunque realmente lo es, pues del voto depende el modelo de Europa que se impondrá. Una UE conservadora presidida por un Juncker, defensor de los recortes, las desigualdades y de la brecha norte-sur, como señala la eurodiputada socialista Inés Ayala, o una Europa basada en la cohesión. La fuerza del cambio está en nosotros y la abstención solo beneficia a los que desde dentro se empeñan en cargarse el gran sueño de Schuman: una patria común para los europeos al servicio de la paz y de la democracia.

Periodista y Profesora de Universidad