Hoy comienzan a examinarnos, si consideramos que la realidad aragonesa, más allá de otros factores que la conforman, es esencialmente humana. Mujeres y hombres en un territorio que lleva años clamando contra un trasvase ya periclitado y que se preguntan ¿ahora qué? Nos examinan, cuando lo correcto sería examinarles a ellos, una clase política que no está a la altura de las circunstancias que nuestras necesidades reclaman. En Cataluña, Euskadi, Galicia, Andalucía, Extremadura, Valencia, las Castillas, etc., hay políticos valiosos a espuertas. Desde Aragón no podemos decir lo mismo: los dedos de una sola mano bastarían para firmar credenciales de valor, tesón y visión de futuro a quienes viven de la política. Parece claro que Marcelino Iglesias es uno de ellos, mas debería confirmarlo dando un golpe de timón a los afanes de una comunidad aturullada y en declive. Va a decirnos que aspiramos a mayores cotas de autogobierno (costas, puertos y hechos diferenciales, por supuesto y a pesar de la incongruencia). Afirmará que pretende convertirnos en iguales a los territorios que gocen de mayor autonomía (de acuerdo). Pero todo ello vale muy poco si no pone en marcha, ya mismo, una política de aguas útil, si no se aceleran los buenos proyectos diseñados, si no es capaz de impulsar una regeneración cívica tanto del propio PSOE como del tejido social variopinto que hace de Aragón un ámbito complejo y problemático. Como presidente, tiene la mayor responsabilidad, sin olvidar la de quienes dicen ser oposición. Nos examinan, pero nosotros también los examinamos. *Profesor de Universidad