Conforme avanza el tiempo comienzan a detectarse discretos avisos para navegantes: podría ser que Zaragoza no logre convertirse en sede la Expo-2008. Quienes están al frente de la parte técnica, con Jerónimo al frente, lo están haciendo bien, muy bien. Cuestión diferente es el comportamiento de los políticos, flojico lo suyo, en esta ocasión dicho con razón. Cogidos entre dos pinzas (Barcelona y su Foro 2004, por una parte, y la hipótesis de Madrid olímpica, 2012), los españolitos contamos poco a la hora de albergar nuevos eventos de fuste. Añadan a ello otra evidencia: Trieste, discreta pero eficazmente, mueve peones, trabaja con rigor y gana votos. Sabe vender imagen en el mundo y ello le reportará beneficios. Sin embargo nuestro Ayuntamiento, ágil y loable al ceder piezas del Pablo Gargallo al IVAM, apenas es capaz de vender la marca Zaragoza (cultural, histórica, económica) en el mundo. Queda escaso tiempo para impactar y convencer a quienes con su voto decidirán, aunque al parecer, prefieren gastarlo en dimes y diretes de alcoba y protagonismo, espejito espejito, ¿ quién es el más guapo y elegante de los tres?, a saber: Arenas, Belloch o Ameijide.

*Profesor de Universidad