En unas pocas horas han aparecido ya demostraciones de humor por el episodio que protagonizan las ocho ministras que han posado, a la puerta de la Moncloa, para la revista de moda Vogue. Unos han hablado de Fernández de la Vogue , en referencia al apellido de la vicepresidenta De la Vega. Y otros de las playmates de ZP . ¿Qué decir sobre el episodio? Que a pocos habrá dejado indiferentes el hecho de que la mitad del Gobierno haya dedicado una buena parte de una jornada laboral --cinco o seis horas-- a posar para el fotógrafo de esa publicación. En efecto, se vistieron y maquillaron según los estilistas de la revista y cooperaron con total entrega con el reportaje. Las ministras eran perfectamente conscientes de que se iba a armar, y que les llegarían críticas. Incluso lo comentaron durante la realización del reportaje. No sé si llegarían a suponer lo que ya ha anunciado que pretende el PP, que el posado de las ministras se quiere que llegue a convertirse en materia parlamentaria, y que las ministras socialistas de la revista de moda femenina comparezcan en el congreso para explicar su dedicación extrapolítica. La directora de la publicación, Yolanda Sacristán, dice que trata de exponer el hecho singular e histórico, sin precedente, de que la mitad del Gobierno español esté constituida por mujeres, ni más ni menos. A partir de esa novedad, les propone dedicar una serie de páginas a un reportaje en el que aparecerán juntas, y en el que cada una explicará las tareas que tienen por delante como integrante del Gobierno. Daban por supuesto en la publicación que la exclusiva haría ruido y daría que hablar. Pero les molesta el hecho de que generalmente se haya hecho referencia y se haya criticado de manera inmisericorde, y a menudo frívola, el posado fotográfico, exclusivamente, sin que nadie haya tenido el detalle mínimo de hacer referencia a las declaraciones de propósitos que hacen las ocho ministras en sus respectivos campos de actividad. ¿Tiene trascendencia el episodio? El que cada cual quiera darle, para unos será un escándalo el empleo de bienes del Estado en la promoción del Gobierno. Para otros, la mezcla de mujeres ministra, moda y política resultará provocador e inadmisible. Otra opinión, acaso la mayoritaria, considerará que es una historia veraniega sin más trascendencia ni efectos, sencillamente, han querido promocionar el Gobierno de la paridad hombre-mujer.

*Periodista