Llueve, y como siempre que caen gotas, la Facultad de Filosofía y Letras está en un tris de convertirse en piscina donde las prácticas deportivas casi suplantan a las intelectuales y docentes. Llevamos mucho tiempo acostumbrados y por eso tenemos en los despachos trajes de buzo. Goteras, goterones, humedades, libros y documentos varios convertidos en barquitos de papel. Unos sufren más que otros tal circunstancia (por ejemplo, quienes moran en habitáculos de "planta reciente", construidos miserablemente con materiales de morralla). Claro que ¿le interesa a alguien las humanidades y sus múltiples ámbitos especializados en este mundo tan volcado hacia la nada? Decir que una sociedad sin Filosofía, Historia, Geografía, Arte, Filologías, etc. es una sociedad muerta camino de la rendición parece tan perogrullesco que da vergüenza recordarlo. ¿Cuándo abordarán la DGA y la Universidad la ineludible reforma física de un Centro donde tanto y tanto se hace por la Ciencia y la Docencia con mayúsculas? Resulta chocante comprobar la atención ( legítima e ineludible) prestada a otros Centros mientras que la entrañable Facultad de Filosofía y Letras muere un poco más cada día.

*Profesor de Universidad