El caso de los policías municipales de Madrid que invitaron a un grupo de seis jóvenes que circulaban en moto y sin casco por la ciudad a ver como los servicios sanitarios intentaban salvar la vida de otro motorista que acaba de chocar con una ambulancia y que finalmente murió sobre el asfalto, me ha recordado a ese juez de menores de Granada que, en lugar de mandar a los aprendices de delincuente que le llegan a la cárcel, les condena a aprender a leer y escribir o a prestar determinados servicios útiles a la sociedad. Por duro que sea el impacto psicológico que presenciar la agonía de un accidentado pueda causar a esos jóvenes, y por más que la invitación de los agentes, a diferencia de lo que hace el juez, sea de dudosa legalidad, unos y otro están aplicando, en mi opinión, la mejor pedagogía posible: la de fray ejemplo .

Si lo que han hecho los municipales de Madrid no es legal, debería serlo. Y cuanto antes. Si alguno de esos jóvenes fuera hijo mío, en vez de criticar la dudosa legalidad de la invitación o de acusarles de traumatizar a los chicos, que de todo ha habido, les daría efusivamente las gracias. Al poner a esos jóvenes ante las dramáticas consecuencias de un accidente de moto, tal vez les han salvado la vida. Aplicando, no sé si la letra pero sí el espíritu de toda ley justa (el sentido común), han hecho más porque esos chicos no sean la próxima víctima del próximo accidente que todas las multas que sí prevén las leyes de Tráfico, incluidas, naturalmente, las que estos agentes les impusieron a los seis por circular sin casco justo antes de invitarles a verse en el hombre que agonizaba sobre el asfalto. Es decir: justo antes de darles la oportunidad de aprender en cabeza a ajena lo que podía haberles pasado

No a raíz de este caso sino desde que hace algunos años uno de esos locos de la velocidad que vuelan bajo por nuestras carreteras se salió en una curva y condenó a un amigo mío que circulaba en sentido contrario a pasarse el resto de su vida en una silla de ruedas, estoy convencida de que una simple visita al Hospital de Parapléjicos de Toledo puede hacer más por la seguridad vial que todas las multas. La filosofía es la misma que la del juez de Granada o la de estos municipales de Madrid. Por altas que sean las multas, siempre habrá quien pueda pagarlas.

*Periodista