Nos venden globos como el pin parental y ahora Guaidó y Ábalos. El intento de las derechas de deteriorar la escuela pública, faltando al respeto a los magníficos profesores que la mantienen, con el dichoso pin parental es un globo hinchado porque no existe ningún problema en ese ámbito. Es un globo hinchado del gas tóxico de la intolerancia, de homofobia, de racismo y de obsesiones sexuales. Que las derechas del nacionalcatolicismo, con o sin sotana, estén tan preocupadas por controlar, regular y meter su inquisitorial mirada en la cama del personal, no deja de ser sorprendente y más materia de estudio para la Psicopatología que para el análisis político. Ya controlan mucha educación privada, gran parte de la concertada y no han renunciado a imponer sus prejuicios morales a la pública, que debe de ser inclusiva y laica. Globos hinchados como éste los utilizan políticos que a su vez, también son globos hinchados, cabezas llenas de ideas tóxicas o de nada, incapaces de ejercer la oposición haciendo propuestas que mejorasen la vida de los ciudadanos. Vana pretensión. A veces se presentan proyectos rimbombantes, grandilocuentes e innovadores, que no son sino globos hinchados de nada, pero se bautizan en inglés para gran admiración de incautos paletos. Otras veces basta observar los discursos parlamentarios para comprobar la frecuencia con la que se hinchan globos desde la ignorancia y la incompetencia, con pero con mucha petulancia y aparentando saber sobre cualquier cuestión más que nadie en el mundo. Los periodistas deberían tener, como uno de los principales instrumentos de trabajo una aguja, pero de aquellas grandes de hacer punto, para pinchar globos. Y por extensión también todos los ciudadanos, para saber distinguir al buen servidor público del vividor y las buenas ideas y propuestas… de la basura.H *Profesor de universidad