Es sorprendente la noticia de que dos obispos de dos diócesis distintas se vean la cara en los juzgados civiles por la propiedad de 111 piezas de arte.No son conscientes del daño que hacen a su causa. ¿Y estos señores son los responsables de una parte de la Iglesia de nuestro país? ¿Y cómo despacharan asuntos más importantes si tienen esta forma de actuar?

La Iglesia cuando ha tenido poder en las personas ha hecho mucho daño. Gracias a Dios, nunca mejor dicho, nuestra sociedad ha ido evolucionando, dejando atrás ese olor a rancio, peineta y agua bendita, y ha dejado a un lado el lugar de la Iglesia donde se merece, sin interferir en asuntos importantes del Estado ni en la vida de las personas.

Estos señores no pueden representar a nadie y no entiendo como el Papa, por fin un Papa adaptado a nuestros tiempos, no pone fin a este escándalo. No se puede consentir que los que tienen que dar ejemplo a la sociedad y a sus feligreses den este tipo de espectáculos acabando en los tribunales ordinarios por unos bienes materiales. Si Jesús levantara la cabeza, tengo seguro que les daría una buena lección de cómo seguir sus enseñanzas.

A pesar de todo ello, sigue creyendo que el catolicismo está por encima de estas personas. Sus enseñanzas son buenas, y dentro de la Iglesia me he encontrado con muy buenas personas que saben interpretar el mensaje de Jesús con corrección, con amor, sin autoritarismos, utilizando el bien como premisa fundamental. Ya lo decía el papa Francisco: «La Iglesia está llamada a ser siempre la casa abierta del Padre. Uno de los signos concretos de esa apertura es tener templos con las puertas abiertas en todas partes. Que nadie encuentre la frialdad de una puerta cerrada». ¿Siendo realista, se imaginan que estos señores tuvieran poder en la vida pública de las personas?

Que se lo apliquen estos obispos, y que el Papa tome medidas contra este tipo de conductas bochornosas para el feligrés y para la sociedad actual, que gracias a la evolución no entiende de arte sacro. H *Abogado