Estábamos comiendo un jueves con el matemático francés Evariste Galois (¿o era sólo su espíritu?), cuando éste, con la extrañeza de todos, salió por peteneras: en lugar de hablar de su teoría de grupos y de la posible solución de una ecuación polinómica mediante radicales, se nos puso a hablar de George Orwell y de los animales amotinados de su Rebelión en la granja .

Algunos nos quedamos pensando si era quizá la caldereta que había pedido de primer plato la responsable de tanto desvarío, pero Galois continuó, impertérrito, su perorata: al igual que en un muro de la granja de Orwell estaba escrito que todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros, también en la inmaculada pared de la democracia española había quedado grabado a fuego que todos los votos son iguales, pero unos votos son más iguales que otros.

Según él, reconocido el principio de "un hombre, un voto", el hecho es que de las urnas salen unos escaños carísimos y otros, en cambio, que son una ganga. Por ejemplo, al PSOE cada diputado le ha costado en las últimas elecciones generales 66.522 votos; al PP, 65.071 votos; al PNV 59.593; a CiU 82.904; a CHA 93.865 y al BNG 102.806. Sin embargo, para Galois hay un caso sangrante dentro de la panorámica global de las elecciones del 14-M: a Izquierda Unida cada diputado obtenido le ha costado 253.906 votos, es decir, más de cuatro veces más que al PNV y a Na-Bai y casi cuatro veces más que a PSOE (3,8) y PP (3,9). En este orden de cosas, Galois explicó también que un diputado de IU resulta 2,7 veces más caro que uno de CHA y aprovechó la ocasión para plantearnos adónde habían ido a parar los 181.261 votos otorgados por la ciudadanía andaluza al PA, que no había obtenido un solo diputado, mientras que Na-Bai sí había conseguido uno con sólo un tercio de esos votos.

ALGUIEN DE la mesa tuvo a bien explicar a Galois que el sistema electoral actualmente vigente es con listas cerradas y a una sola vuelta, y que los diputados se eligen mediante un sistema proporcional corregido: los escaños otorgados a cada una de las 52 circunscripciones (las provincias) se reparten entre los partidos más votados en cada una de ellas.

Galois aclaró que ya conocía nuestro sistema, pero volvió a plantear qué ocurriría si la distribución de escaños se realizase tomando como criterio los resultados obtenidos en una circunscripción nacional o, lo que es lo mismo, en el conjunto del Estado español, tal como ya se hace actualmente en las Elecciones Europeas. Sin mediar pausa, Evariste Galois repartió entre los comensales una hoja con la distribución de los escaños resultantes desde tal supuesto. (Dicho sea de paso, entre tanto papel, se incrementaron las dificultades del camarero, que estaba sirviendo ya los cafés, la copas y los puros).

En el caso, pues, de que el recuento de votos y la consiguiente distribución de escaños parlamentarios se hubiese hecho tomando como única circunscripción el conjunto del Estado, no se habría producido ninguna variación importante respecto de los resultados obtenidos por los partidos mayoritarios según el sistema actualmente vigente. Por ejemplo, el PSOE habría obtenido 7 diputados menos (157), el PP 9 menos (139); CiU 2 más (12); ERC 1 más (9), PNV 1 menos (6) y Na-Bai habría desaparecido del mapa parlamentario. El resto de los partidos (CC, BNG, CHA, EA) permanecería con el mismo número de escaños. Hay, sin embargo, dos casos en que la comparación entre los animales de la granja de Orwell y la distribución de los escaños produce asombro y consternación: el Partido Andalucista, que de no tener ningún diputado pasaría a dos, y principalmente Izquierda Unida.

A IZQUIERDA Unida, según el sistema actual de distribución de escaños, le corresponden 5 (cinco) diputados en el Congreso, pero adoptando el criterio de circunscripción nacional le corresponderían 18 (dieciocho) diputados. Galois quiso además explayarse en lo obvio al explicarnos que, según esto, Izquierda Unida incrementaría su presencia parlamentaria en un 260%.

Al constatar la estupefacción general, Galois levantó su copa y exclamó: "Ciertamente, está muy bien eso de las libertades cívicas, o que todos los españoles sois iguales ante la ley, o que ´un hombre, un voto´, etcétera, pero no es menos cierto que hay tres tipo fundamentales de personas: las que saben contar, las que no saben y las que cuentan sobre todo en su propio beneficio".

(A tu salud, Evariste...)

*Profesor de Filosofía