Lo oí en la radio por casualidad: el viernes se firmó el Plan Moncloa, un convenio de colaboración entre el Gobierno y el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI). En él, el Ejecutivo se compromete a incorporar hasta 90 discapacitados a su plantilla y a eliminar las múltiples barreras arquitectónicas de La Moncloa y, a medio plazo, a fomentar el empleo de personas con discapacidad en las administraciones. Estas y futuras decisiones condicionaran la vida de muchas personas que tienen una dificultad añadida para acceder al complejo mercado laboral. Para un amplio colectivo del que formo parte (mi hija mayor tiene una discapacidad) ésta es una gran noticia, sobretodo por su contenido simbólico, pero para los medios aparentemente carece de importancia. En España, a tenor de las portadas de los periódicos, lo que vende es si La Tigresa sonrió a Santi Potros, o si la interfecta dijo tal o cual impertinencia. Este es otro de los daños colaterales del terrorismo: que hurta espacio y visibilidad social a otros problemas también graves. Por eso es de agradecer a Zapatero que se ocupe de temas con tan poco rédito electoral y mediático.

*Músico y gestor cultural