Que en una comunidad como la aragonesa, con bajos índices de natalidad, una población envejecida y mucho territorio despoblado, se tomen medidas para revertir las expectativas demográficas y facilitar la conciliación familiar es importante. Pero, tal y como dijo ayer en la presentación la consejera de Ciudadanía y Servicios Sociales, María Victoria Broto, es solo un punto de partida, al que añadirle la participación y aportación de entidades sociales, colectivos y administraciones. Sería bueno no eternizarse porque urge atajar un proceso que va demasiado rápido.