Mientras el mundo mundial se entretiene con niñerías como la guerra de Irak, las matanzas en Palestina, la crisis del petróleo o las elecciones del Imperio, por esta tierra de garbanzos nos ocupamos de cosas serias. ¿Modelos esculturales o niños recogepelotas?, ¿cabezas de moros en el escudo, o cruz a secas?, ¿Pepe renovado o Gustavo renovable? Asuntos de enjundia que eclipsan en los periódicos a los puestos de trabajo que se van a perder en General Motors, sin ir más lejos.

Tal vez por eso ha quedado relegada a un sueltecillo en páginas pares una iniciativa que no por modesta merece menos elogios: los concejales del PP en Ponferrada quieren homenajear al prócer Ismael Alvarez bautizando con su nombre un Centro Cívico. Un alarde de coherencia y sentido común. Nada mejor para ensalzar el civismo del exalcalde que acosó sexualmente a una concejala hasta enviarla al psiquiatra por la vía rápida. El concejal proponente sostiene, lo mismo que en su día Ana Botella, que "todos en el pueblo sabemos que es inocente". Lo que diga el Supremo, en Ponferrada se lo pasan por ahí.

La mejor prueba de que lleva razón es que el obispo de Mondoñedo no ha dicho ni pío, con lo cuidadoso que es el buen señor en materia de bajos. Al fin y al cabo, Nevenka es una mujer muy guapa y los hombres ya se sabe, una cosa natural, y no como esa aberración nefanda del matrimonio gay. A ver si, gracias a los concejales de Ponferrada, tomamos ejemplo de Ismael, y nos dejamos de mariconadas.

*Periodista