La Ley de Grandes Ciudades ha permitido al alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, proceder a la primera reorganización de su equipo de gobierno. Ha fichado al catedrático Alberto Lafuente como responsable máximo del área de economía y ha relegado a un segundo plano a la hasta ahora teniente de alcalde Carmen Dueso. Dos pájaros de un tiro: Belloch se asegura la colaboración de un profesional de primer nivel y al tiempo le da un severo toque al PSOE zaragozano para recordarle quién manda en el Ayuntamiento.

Aprobada mediante los votos tanto del PP como del PSOE, el objetivo de esta Ley es reforzar los equipos de gestión de aquellas capitales cuyo volumen de población y presupuestos exige un gobierno muy bien provisto de recursos técnicos. Sin embargo, cuando se ven casos como el que se da ahora en Zaragoza, siempre queda la duda de si no estamos ante un nuevo pretexto para descuidar el nivel de los candidatos a concejales, para guardarse en la manga ases postelectorales que utilizar a conveniencia o bien para seguir designando libremente asesores en un inacabable goteo de cargos de confianza . Hubiera sido todo más sencillo si el profesor Lafuente hubiera ido en la lista de Belloch para ser elegido con él.