En cambio, el presidente de la Generalitat de Cataluña, Pasqual Maragall, sí supo aprovechar su presencia en la cumbre hispano-francesa, la primera a la que acudía invitado por el presidente del Gobierno central lo mismo que Ibarretxe, que declinó la invitación por no poder hablar en público. Maragall tampoco pudo hablar pero no por eso desdeñó la oportunidad de hablar en privado con Zapatero y Chirac. Es más, en el palacio de La Aljafería ejerció como si fuera el mismísimo anfitrión cuando colocó al presidente Zapatero una insignia de la Generalitat de Cataluña, insignia que lució en las fotos de familia.