La sensación de desconcierto vial en la ciudad de Zaragoza es mayúscula si lo comparamos con unos cinco años atrás. Entonces existía un equilibrio en la organización del transporte público bastante aceptable. Este deterioro se debe a que hay líneas de autobuses que han sido modificadas hasta dos o tres veces en el plazo de un año, acortando distancias y quitando paradas, otras, sin más, han sido suprimidas. Todo esto está provocando que numerosas personas, entre las que me incluyo, vuelvan a coger el coche para ir a destinos donde es necesario utilizar multitransportes. Después de la remodelación vial por causa del tranvía, de los desacuerdos con la empresa de transporte y las incidencias propias de la adaptabilidad del desajuste, la situación ha empeorado y tiene trazas de no mejorar porque los ediles del zaragozano ayuntamiento, en vez de tomar medidas para mejorar lo fundamental, se limitan a darle vueltas al tema bici. Desde el Observatorio de la Bicicleta, el edil de IU Pablo Muñoz propone que los ciclistas no respeten la luz roja de los semáforos, de esta manera pretende fomentar este transporte por la calzada. ¡Vaya novedad!, si ya lo hacen, ¿cuantas veces se nos ha puesto el corazón en el gaznate cuando cruzábamos un paso de peatones en verde y el ciclista nos movía el pelo? Cuando van por la calzada ¿cuántos ciclistas respetan los semáforos?, diría que ninguno, al menos los que yo me encuentro. Muñoz quiere gastar 100.000 euros en incentivar la bici por la calzada. No creo que la educación vial pase por saltarse los semáforos en rojo, más bien lo que se conseguiría con este plan, sería oficializar el desorden y la inseguridad vial. ¡Vaya negocio!

Pintora y profesora de C.F.