Al margen de la meteorología, que últimamente viene haciéndonos de las suyas y que poco o nada podemos decir al respecto, pues la Naturaleza como todas las madres, tiene bula para lo que mejor considere; lo que pretendo reflexionar en estas líneas, es que en lo referente a la economía, venimos sufriendo permanentes alteraciones que nos tienen cuanto menos confundidos y que no nos permiten hacer planes de cualquier tipo, pues se ven alterados y modificados o, lo que es peor, eliminados sin el menor miramiento.

Nos encontramos con decisiones técnicas y políticas que no solo están basadas en parcheos y caprichos no conducentes a ningún lugar; Estados Unidos dedicado a imponer aranceles al comercio a diestro y siniestro, y con ello, desdibujando lo que durante años se había apostado acerca de un modelo global, que garantizaba una internacionalización de las empresas haciendo más dinámico y eficaz el comercio. Nadie es capaz de configurar una línea de estabilidad en relación al precio del petróleo, bajó tanto su cotización que, países como España, habíamos ya encontrado nuestra mejor forma de crecimiento, que se compaginaba a las mil maravillas con unos intereses casi cero y una devaluación salarial que nos colocaba en un falso escenario de mejora de la productividad y la competitividad.

No debemos dejar al margen de todo esto, que en las circunstancias referentes a los países miembros de la Unión Europea, sobre todo en algunos de ellos, la compra de deuda por el Banco Central Europeo dio un respiro fundamental a la situación que tenían hasta ese momento; lo cierto es que la política monetaria de la Unión Europea, en vez de valer como trampolín para realizar los cambios necesarios en el modelo económico, solo sirvió para adormecer a los líderes políticos acomodados en un falso crecimiento, que además llevaba como mochila el más alto índice de desigualdad conocido después de la segunda guerra mundial.

Y es que la austeridad que se basa en un incremento de impuestos y una disminución de los gastos, como instrumento de rebaja de la deuda, no solo no cumplió su objetivo, además fue una mortificación para el ciudadano, sin la recompensa de ningún cielo, y es que confundir austeridad con eficacia, es llevar los términos excesivamente lejos y no hemos conseguido que a través de una excelente profesionalidad, la gestión de los ingresos y los gastos responda a ese concepto de eficiente, que es lo único que demandamos los ciudadanos, bueno, también que nuestros líderes nos cuenten las verdades, tal cual son y se dediquen a nosotros en vez de mirarse y señalarse entre ellos.

Considero que la Unión Europea, si de verdad persigue alcanzar esa posición de liderazgo en el mundo, debería llevar a cabo retos importantes en la apuesta conjunta de todos sus miembros; la definición del modelo de política fiscal, nos podría conducir a un sistema impositivo más adecuado a todos; un salario mínimo que sea capaz de mantener un equilibrio de poder adquisitivo suficiente para cada territorio, ¿por qué dicen que el incremento de salario creará paro?, en Francia es de 1.480 euros, en Alemania 1.498 euros y en Reino Unido 1.396 euros, esto sirva como ejemplo, porque tienen paros muchos más bajos, entonces, ¿en qué se basa la protesta?, desde una perspectiva empresarial, estos salarios más racionales producen mayor consumo y por tanto más capacidad productiva, lo que se deriva en mayor riqueza distribuida en el país.

En definitiva, debemos plantearnos hacer cambios de modelo que nos permita no estar sujetos a fenómenos meteorológicos de la economía no controlada y así podremos entender con más sosiego nuestras vidas.

*Presidente de Aragonex