Uno de los políticos con mayores ínfulas y menores méritos es el actual presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador. Desde que rige los destinos de su país, México ha dado un paso más para convertirse en un narco-estado, en un paraíso de la violencia y de la corrupción. Las prometidas reformas sociales ni siquiera han comenzado a esbozarse y la gestión que Obrador viene firmando con la pandemia covid-19 es, simplemente, catastrófica. Para colmo, no ha hecho malas migas con Trump, y eso estando el yanqui en las antípodas de su ideología supuestamente de izquierdas, ecologista, indigenista… Y ahora Obrador, en su empacho ideológico y en su confusión histórica, ha reclamado a Felipe VI y a los españoles que pidamos perdón por «los crímenes cometidos durante la Conquista de América». Hace, esto es, quinientos años.

En aquel entonces, cuando Hernán Cortés entró en Tenochtitlán apoyado por numerosas etnias nativas que le ayudaron a derrocar al tiránico Moctezuma, los españoles se encontraron con una civilización, la azteca, basada en una monarquía teocrática y en el dominio y exterminio de otras muchas tribus más débiles. Cortés y sus compañeros no descubrieron a un grupo de sabios renacentistas, geniales artistas, exquisitos músicos, matemáticos y astrónomos, sino a una dinastía tan corrupta como llenas estaban sus cárceles de cautivos que solo esperaban ser arrastrados a lo alto de las pirámides para que les fuese arrancado el corazón, y ofrendado a Huitzilopochtli, a Xipe Totec o a otras sanguinarias deidades. Muy al contrario, en sus exploraciones por los valles mexicanos, los españoles se encontraron con clanes de caciques que devoraban a sus esposas y a los hijos que llevaban en sus vientres. La mujer era eso: comida.

Nada, por supuesto, justifica los abusos que se perpetraron en encomiendas y minas explotadas por nuestros compatriotas, como injustificables fueron antes las matanzas de los aztecas en su conquista de México. Si fuera congruente, Obrador, que es nieto de españoles emigrados desde Cantabria y Asturias, debería referirse también a los antiguos aztecas, y a sus descendientes, los actuales mexicanos, como responsables de supuestos holocaustos... Pero, pedir congruencia a Obrador es, en sí mismo, incoherente…