En Zaragoza también es cierto aquella frase del sabio: Lo antiguo no termina de morir y lo nuevo no acaba de arrancar. Vivimos entre dos aguas, fluctuantes, con polos de atracción que miran unas veces al pasado y otras al futuro. Así que mientras la GM proyecta el ecocoche que funciona con hidrógeno, en María de Huerva andan a vueltas con los rótulos franquistas de varias calles. En breve, Zaragoza va a contar con uno de esos hoteles automáticos que funcionan con tarjeta y sin personal, pero simultáneamente todavía se inauguran calles --ver Conde Aranda-- con farolas propias de hace dos siglos. Y en esta horizonte de grandes contrastes ciudadanos, el carrillón del Ayuntamiento de Zaragoza, que gobierna PSOE-CHA, se arranca en periodo de pruebas con el villancico Noche de paz , tras el previo del Ave María de Lourdes . Eran las once de la mañana del miércoles, con un calorón de aúpa, y de repente que llega la Navidad. Hay días en que en la ciudad va a su bola, en contradirección, siguiendo su propia cabalgata fuera de calendario. Desde la izquierda municipal se impulsa el tintineo de noche de paz, noche de amor, quizá como deseo inconsciente de paz y amor entre partidos y facciones de partidos.

Los primeros pasos del carrillón han sido de buen rollo, pero con los sonidos de esta Navidad instalada en junio y el concierto del próximo sábado de Metallica en La Romareda, todo en la misma órbita municipal, uno termina por no saber por dónde van los tiros. ¿En qué ciudad vivimos? ¿No podían haber incluido en este carrillón en prácticas algún tema más actual, más laico y propio del sector civil? Dicen que el sonido puede derivar hacia lo clásico, histórico o aragonés. ¿Podría ser el Himno de Riego , inspirado en el Bal de Benasque, aunque cree ciertas tensiones allá donde suena? O quizá algo más vinculado con la construcción de Europa, que hoy contribuimos a construir.

A renglón seguido, esta semana se ha inaugurado también la posibilidad gratuita de conectarse vía ordenador desde cualquier punto de la plaza del Pilar a web del ayuntamiento. Dicen los responsables que aspiran a convertir el término municipal de Zaragoza en zona Wi fi, que suena a chino. A esta misma capital donde en una esquina se vende en una mesa de cámping regaliz de palo le ha salido un ratón puntero. Aquí, ya digo, funciona la mezcla. En el fondo, con eso se configuran todas las ciudades.