En veinte días, y a un ritmo cronometrado al milímetros, catorce calles zaragozanas habrán renovado su pavimento de forma integral. Este año la concejalía de Conservación de Infraestructuras que preside Jesús Sarría no se ha estirado apenas, pero lo que va a hacer pretende hacerlo con una puntual precisión para causar las menores molestias posibles a los ciudadanos: un día se levanta el asfalto deteriorado, otro se coloca el nuevo y el tercero se pintan las calles. Si se cumple, el plan habrá merecido la pena aunque sea tan corto. Claro que se puede seguir actuando a lo largo del año si las afecciones al ciudadano son tan nimias.