Seguro que muchos de ustedes siguen sin digerir los castings de alcaldes que abandera Esperanza Aguirre. No se preocupen, es algo normal. A muchos dirigentes del Partido Popular también se les han atragantado. Esas pruebas públicas de honradez para buscar al alcalde perfecto, y evitar que alguno "salga rana", en palabras de Aguirre, se le han vuelto en su contra. La delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, una de las mujeres con más peso en el partido, ve más sapos que otra cosa: "No sirven para saber si alguien es corrupto". Hombre, de mucho no sirven cuando hasta los propios aspirantes tenían las preguntas de antemano. Es más, las habían hasta ensayado para que nada fallara en la puesta en escena ante las cámaras. Les ha costado, pero alguno de esos candidatos ha acababo reconociéndolo.

Mala semana para la lideresa. Los ciudadanos siguen sin entender que políticos salpicados por escándalos varios sigan al servicio de partidos. No importa el color. No importan las siglas. Aquí lo que importa es dar ejemplo, y no se hace. Beltrán Gutiérrez, uno de los hombres de confianza de Aguirre, sigue trabajando para el PP madrileño pese a ser uno de los que ha tirado de tarjeta fantasma de Caja Madrid. Varios medios lo han destapado. El señor Gutiérrez pagó a golpe de plástico 58.000 euros. Ahí hay, por ejemplo, 2.400 euros en un hotel de lujo en Alicante, otros 400 en un dentista y 145 euros en un parque de atracciones. Y todo, supuestamente, son gastos de representación.

Es un derroche injustificable, se mire como se mire. Aunque, lamentablemente, nada importan esos datos. Él dejó su cargo de gerente del PP de Madrid horas después de saltar el escándalo. Pero ahí sigue, trabajando para el partido. ¿Ustedes lo entienden? Probablemente no. Aguirre está en apuros porque tanto María Dolores de Cospedal como Carlos Floriano le han pedido explicaciones públicas. Pero, seguimos a la espera.

Esto se está convirtiendo en costumbre. En modo pausa también sigue el asunto de los viajes de sus señorías. Es verdad que el PP y el PSOE han cerrado una especie de pacto para publicar cada tres meses el total del gasto de los desplazamientos. Pero olvídense de conocer los viajes individuales de diputados y senadores. Eso va a seguir bajo candado porque "hay viajes secretos", según el presidente del Congreso de los Diputados, Jesús María Posada.

Decisión errónea en un momento de gran descontento social por los derroches y escándalos de corrupción. Los contribuyentes tenemos derecho a conocer en qué se gastan el dinero público. De nada sirve un acuerdo interno si esa información no llega a los ciudadanos. Demasiada opacidad ante tanta demanda de transparencia.

Periodista