En el actual mundo globalizado, cada vez son más los animales exóticos que están fuera de su hábitat natural y que se convierten en especies invasoras, afectando y echando muchas veces por tierra ecosistemas enteros. Si, una de las más peligrosas en la península Ibérica es el Puigdemont, que con sus garras y colmillos, está consiguiendo acabar con el orden democrático de su comunidad y de España en su totalidad. La herida social es profunda y desgarradora, especialmente por lo que representa para la salud de un Estado como el nuestro que afronta su madurez, con achaques de toda índole, aunque el más grave es aquel que atenta directamente contra el espíritu de la Transición, el pacto social más importante de la historia de nuestro país, por lo que en aquel momento esta sociedad tuvo la suerte de vivir, no solo impulso político sino respaldo generalizado del pueblo español, todo en aras de la recuperación de las libertades y de la democracia. Así lo manifestaban algunos de los participantes en el II Congreso José Antonio Labordeta sobre política y comunicación en la Transición, históricos de la política de este país como Anasagasti (PNV), Almeida (PC), De Arce (UCD) o Balletbó (PSOE). Y es que si algo caracterizó aquel periodo fue la voluntad de diálogo entre partidos, la capacidad para llegar a acuerdos y comunicados conjuntos sobre los temas candentes. Recuperemos la impronta de aquella época gloriosa que hizo posible un régimen democrático sobre la base del diálogo y la convivencia, y renovémosla. Todavía es posible, con o sin 155.

*Periodista y profesora de universidad