Los obispos españoles están que trinan con la no reforma de la ley del aborto. Pero entre todos ellos, hay uno especialmente nervioso: Juan Antonio Reig Plà. Tan molesto está el prelado de Alcalá que en lugar de un grito en el cielo ha puesto dos. El primero tiene nombre y apellidos: Mariano Rajoy Brey. Contra él ha descargado monseñor parte de su ira. Le acusa de "deslealtad", de "faltar a la verdad", de estar "infectado por el lobi gay", y de actuar "con insensatez" por "mantener el derecho al aborto, es decir, el derecho a matar a un inocente no-nacido". Casi nada. Rajoy, obviamente, no le ha respondido. Ni siquiera a través de una pantalla de plasma. Mutismo absoluto al respecto, mientras Reig Plà insta a una "respuesta civil organizada capaz de movilizar las conciencias". No las ha nombrado, pero es obvio que esa "respuesta civil" incluye las manifestaciones que han convocado estos días colectivos antiabortistas en varias ciudades españolas. ¿Veremos a Reig Plà en alguna marcha? Es una incógnita, pero el Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española sí ha dicho públicamente que respaldan dichas movilizaciones. Están en su derecho, nadie lo pone en duda, pero muchos ciudadanos se preguntan por qué no han salido a la calle con la misma firmeza para protestar por los recortes de uno u otro gobierno, contra los desahucios de miles de personas o contra una pobreza infantil que a cada informe empeora sus cifras.

Hablábamos de dos gritos en el cielo. El segundo ha sido contra las miles de personas que en febrero viajaron en tren hasta Madrid para pedir la paralización de la ley del aborto tal y como la defendía Gallardón. A esa iniciativa se la conoce como Tren de la Libertad. Pues bien, Reig Plà lo ve desde otro prisma: "Este tren, como los trenes de Auschwitz que conducían a un campo de muerte, debería llamarse, no el Tren de la Libertad, sino el tren de la muerte, del Holocausto más infame: la muerte directa y deliberada de niños inocentes no-nacidos". Quiero pensar que Reig Plà no tiene ni idea de lo que significan Auschwitz, un campo de concentración, y el Holocausto. Cuesta pensar que un obispo con tanto peso en la curia española --es el prelado de la tercera ciudad más grande de la Comunidad de Madrid-- diga semejante barbaridad. En marzo comparó los abortos con las muertes de la guerra civil española. Entonces ya habló de "holocausto silencioso".

Aborto y obispos, dos palabras ligadas a una tercera: polémica. El de San Sebastián, José Ignacio Munilla, también sacó del cajón lo del "holocausto silencioso" durante una misa. Pero, ojo, que hay más. El de Córdoba también traspasó una línea roja al compararlo con el crimen de Ruth y José, los niños asesinados por su padre, José Bretón.Pero, afortunadamente para los fieles, la mayoría de los obispos no recurren a comparaciones de esa magnitud. Suelen ser siempre los mismos. Y reinciden. Así que prepárense. Periodista